Maruja Mallo fue pintora, sinsombrerista, librepensadora sin militancia, musa de poetas e intelectuales, creadora de mitos, eternamente moderna, joven y bruja, sibila reveladora y rebelde, anticlerical pero enamorada de las catedrales, amiga de juventud de Dalí, Lorca, Concha Méndez, Buñuel, Margarita Manso, Miguel Hernández, Alberti…
Llegó a Madrid en 1922 y estudió pintura clásica en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Arte, cine, jazz, vanguardia, luces y sombras, corazones rotos. Esta es la historia de cómo desafió las reglas establecidas para buscar su voz entre los movimientos mágicos y giratorios de las verbenas y los ecos lúgubres de los campanarios.
«Entre verbenas y espantajos, toda la belleza del mundo cabe dentro del ojo. Sus cuadros son los que he visto pintados con más imaginación y sensualidad»,. Federico García Lorca.